La Oración Efectiva – Parte I

Prédicas para Jóvenes: La oración Efectiva (Parte I)
por Esteban Reina

¡Cuánto podríamos hablar de la oración! Algo que parece a simple vista ser tan sencillo, pero cuando lo ponemos en práctica y lo estudiamos va tomando una profundidad increíble. ¿Por qué será que podemos hablar meses enteros de este tema, debatir acerca del, o incluso escribir cientos y cientos de libros que traten este tema? Porque, si orar es “hablar con Dios”, ¿Por qué parece que Dios lo ha hecho tan complicado a veces?

Estas mismas interrogantes nos muestran la importancia de estudiar este tema y no mirarlo como algo “así nomas”, o un mero acto religioso. Ahora no puedo en menos de una hora disertar todos los aspectos que forman la oración, pero si tocare los más importantes para mí.

Comunicación con nuestro Padre.

Orar no es más que el termino ¨religioso¨ para comunicarnos con Dios por algún motivo. A hablar con Dios para expresar gratitud y que significa el para nosotros lo denominamos oración. A simple vista esto parece ser fácil, pero veamos este ejemplo.

EJEMPLO: “Don Carlos te debe $1000, y a ti te urgen. El asunto está en que el todavía no te los ha dado y te toca pedírselos. Se paramos acá vemos que es fácil: se los pides y ya. Pero todos sabemos que no es tan fácil, sino que hay que ver donde lo encuentro, que horario sería el mejor, como afronto el tema, se lo dijo de un solo, o más o menos le doy a entender mi necesidad, como hablo para no sonar grosero, etc. La comunicación es fácil, pero a veces se nos complica.

¿Entonces como hablamos con Dios? Yo creo que a la iglesia moderna se nos ha olvidado que orar no es hacer un monologo elocuente, o una postura, ni mucho menos un forma de vestimenta. Si no que cuando abrimos nuestra boca para orar, estamos entablando una conversación, con el Rey de Reyes, el Creador, pero también con nuestro Padre.

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mateo 6.9, RVR60)

¿Con quién hablas tú cuando oras? A veces nos olvidamos con quien estamos hablando, estamos tan enfocados en lo que queremos, que solo hablamos lo primero que se nos cruza, sin pensar que realmente hay alguien escuchando.

Dios, es tu padre, un Padre que te ama tal y como eres, que jamás te rechazara. No es como nuestros padres terrenales si no que él es todo amor, es justo y te perdona. El no te mira con ojos de condenación que esperan castigarte, sino que hasta dio a Jesús para evitar el castigo que nos tocaba. ¿Se da cuenta cuanto Dios lo ama esta tarde? ¿Esta consiente con qué clase de Padre estamos tratando cada vez que oramos?

“¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7.9-11, RVR60)

• Algunos le oran a un Siervo, demandan como si Dios les debiera algo. Dios no te debe nada.
• Otros como si Dios fuera con cobrador de deuda, haciéndole promesas a diestra y siniestra a ver si así  “le da un chancecito mas”.
• Otros hablan con Dios como si fuera un ticket de la lotería: “y si tengo suerte me contesta”
• Otros como si Dios estuviera allá por Júpiter, muy ocupado: “aunque sea esto Señor, y no te molesto mas”.

Hermanos por favor recordemos que Dios es nuestro Padre, y como un padre perfecto que él es, el quiere lo mejor para ti. El no quiere que le tengas miedo, pero tampoco que le faltes el respeto. Todo lo que Dios hace y da a nuestras vidas surge de una relación con El.

La mejor forma que te puedo explicar esto es volviendo a nuestras vidas diarias. Cuando yo le pedía algo a mis padres no iba con un gran monologo de alabanza, seguido por un corito y una danza para pedirles algo. Sino que con respeto, pero con confianza les decía “hey papi fíjate que me hacen falta $5 para ir  a jugar a la pelota con mis amigos? Ahora bien ¿qué hace todo padre? Analiza si es conveniente dárselo.

• El padre que conoce a su hijo sabe que le hace falta salir un poco le da los $5
• El padre que sabe que son malas juntas y no le conviene a su hijo no le da el $5, seguido de una buena explicación. (eres tú la clase de hijo que si el Padre no te lo da lo vas a buscar a otro lado)
• El padre que sabe que puede confiar en su hijo, y que aprecia su honestidad le da no $5 sino $10.

Por eso te lo vuelvo a repetir, la oración y tu relación personal con tu Padre van de la mano. No puedes pretender que Dios te de algo solo pro que lo pides. Dios tiene sus propios pensamientos, y cuando tú vas en contra de ellos, entonces olvida que Dios contestará esa oración.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55.8-9, RVR60)

Pero Esteban ¿! Como pretendes que conozca los pensamientos de Dios!? ¡Pues entabla una relación personal con El!. Dios no es un microonda o un cajero automático. Es tu Padre, debes conocerlo personalmente.

¿Quieres saber ahorita mismo si Dios va contestar tu oración o no? Responde: si obtienes eso, eso ¿te acercaría o alejaría más de Dios? Ahí está tu respuesta.

La oración no es un sistema para convencer a Dios de algo que yo quiero, sino que es la manera en la que yo me comunico con él. Por esto mi actitud y mi comportamiento son muy importantes cuando me acerco a Dios. Nos acercamos a Dios confiados y con temor.

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. “(Hebreos 4.15-16, RVR60)

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