La Oración Efectiva – Parte II

Prédicas para Jóvenes: La oración Efectiva (Parte II)
por Esteban Reina

Puedes ver la primera parte aquí:

Predicas para jovenes oracion efectivaLa oración efectiva

Cuando me puse a pensar que era una oración efectiva me di cuenta que era efectiva si yo obtenía lo que estaba orando. Ahora, tiene sentido visto así no más, pero debemos de entender que no se trata de pedirle a mi tío rico todo lo que yo quiero y que ahí vea el que me da y que no me da. Muchas veces, lo mejor que nos puede pasar es que Dios no conteste aquello por lo cual estamos orando, por que como indica siguiente versículo, es muy fácil PEDIR LO QUE NO CONVIENE.

“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4.3-4, RVR60)

QUE PALABRAS TAN FUERTES!

Quiero que veamos un pasaje que nos demuestra le oración efectiva. Vamos a 2 de Reyes 3

“Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar. Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé (QUE HARIS TÚ ). Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.” (1º Reyes 3.3-14, RVR60) [1]

La oración efectiva es pedir aquello que Dios quiere para nosotros. Esta es una oración que tiene respuesta asegurada. No oramos para convencer a Dios de que tenemos un buen plan, o una gran necesidad, o recordarle sus promesas por las dudas, sino que lo hacemos para encontrar que quiere nuestro PADRE para nuestras vidas.

Nos gusta escuchar que nos digan: “Declare y declare y Dios se lo dará”, pero déjame decirte que tu puedes clamar hasta que se caiga la pintura de las paredes, pero si tu no vives bajo los preceptos de Dios el no puede contestarte, pro un Padre no le da a su hijo ocasión de caer, ni dinero para que se aleje mas de Él.

Si te puedo garantizar,  que si tu y yo somos como Salomón, que amamos y obedecemos a Dios, nuestras oraciones serán la mismísima voluntad de Dios, y por ende, la respuesta no tardara, y aun mejor, cuando lo que buscamos mas es su reino, lo demás llega a su debido tiempo.

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6.33, RVR60)

Conclusión:

Le hago una invitación a en este día volver al enfoque correcto. No buscar a Dios con intereses escondidos, sino volver a cultivar esa relación con él, y confiar que tu Padre te cuidara siempre. Pídale perdón a Dios por haber estado tratando de extorsionarlo mediante la oración, y volvamos a hablar con el de Padre a hijo.

Cuando hay amor y obediencia el hablar con él no es una carga, no hay duda, sino que hay fe, esperanza, confianza, y paz. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. ” (Filipenses 4.6-7, RVR60)

Y si cuando tú oras, no hay paz, y te sientes en temor, es porque algo no anda bien; no te estás comunicando con papa Dios.


[1] Reina Valera Revisada (1960). 1998. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.